Sopor
Despierta mi corazón del sopor.
Despierta de tan pesado letargo,
aún cansado, aún con el amargo
que tiene la tristeza en su sabor.
Cede mi cuerpo al horrendo dolor.
Cede mi ser a la vida que cargo.
Me lastima el andar y, sin embargo,
me entrego con cada paso a este amor.
Que ayuda y lucha con la oscuridad.
Que se mantiene fiel en el silencio.
Que aguarda por una oportunidad.
La cual me niego. Que no me licencio,
por temor a esta, mi propia maldad,
a esa que ciegamente reverencio.
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