que me tiene confinado a la terrible duda
que intentan arguir mis ojos viendo por su esquina
y tener, al fin, aquella respuesta que ayuda.
Pues en la pena son como la tierra mojada
y bajo la alegrÃa y el sol brillan como miel.
Sus ojos son todo magÃa, como polvo de hada
que si no los veo es suplicio y condena cruel.
Bendita es la encrucijada en la que ella me atrapa
pues mis ojos no atinan y solo se confunden
con esa belleza que con su mirar me empapa.
Dichosos esos ojos que a lo sagrado de hunden.
Son completa verdad, como lo es el mismo cielo.
Expectantes, luminosos, medianos, perfectos...
Y a pesar que aveces son tan frÃos como el hielo
mi corazón en sus ojos mo encuentra defectos.
Sin embargo, ciertas veces se ven encerrados
por aquellas gafas que parecen estorbar.
Como me repie que sus lentes son sagrados
sin saber que lo único que importa es su mirar.
Realmente no importa el color en la pregunta,
ya que, al rebuscar alguna respuesta la veo,
como corre, sin detenerse, de punta a punta
en la lucha por su dicha y todos sus anhelos.